“REGINAE RORIS”
24, mayo 2015

Origen de la Imagen.

La primera referencia a la Virgen del Rocío se remonta al Siglo XV, y su leyenda es recogida en las Reglas de la Hermandad Matriz de Almonte en 1758. Gregorio Medina, un cazador de Mures (lo que actualmente conocemos como Villamanrique de la Condesa) se hallaba de cacería con sus perros cuando se apartó a la región conocida popularmente como las Rocinas.

Estando allí, sus perros empezaron a ladrar llamando la atención sobre una zona de matorrales espinosos, Gregorio se acercó a la zona y hayo en el tronco hueco de un fresno o acebuche una imagen de Nuestra Señora de altura similar a la de una vara y estropeada por haber estado expuesta al aire libre y las lluvias. A la espalda de la imagen se encontraba tallada la siguiente leyenda:

“Nuestra Señora de los Remedios”

Era una imagen de talla, de belleza inigualable y que vestía una túnica de lino blanca y verde. Fue su intención llevar la imagen a la Villa de Almonte, durante su trayecto decidió hacer noche a campo descubierto con la bella imagen a su lado. Al despertar, la Virgen había desaparecido, el cazador aturdido decidió volver al lugar de la aparición encontrándola allí, en el mismo sitio y posición que como la había encontrado la primera vez.

Decidió ir solo a Almonte y contar lo ocurrido, decidiendo construirse una ermita en el lugar de la aparición de diez varas de largo, utilizando el acebuche de la aparición como peana de la Virgen.

Mientras se acometían las obras de ejecución del templo, la Señora estuvo en la iglesia mayor de Almonte.

La leyenda también refiere que en el momento de la aparición de la Virgen en las Rocinas, Gregorio acudió con gente de Almonte, que era el pueblo más cercano al lugar de los hechos. Los vecinos de la aldea de Villamanrique deseaban que la Virgen estuviera también en su pueblo, es por ello que surgió una disputa entre ambos pueblos.

Para solventar dicho problema juntaron dos yuntas de bueyes sujetados a una carreta y que cuya fuerza decidiera el lugar donde se quedaría la Virgen. Al no poder avanzar los bueyes se interpretó como una señal de que la Santísima Imagen deseaba permanecer en el lugar donde fue encontrada.

Esta historia con tintes de leyenda fue el punto de partida de la ermita de la Virgen de las Rocinas, donde recibiría la devoción de los cazadores de Mures, los pastores de Almonte y los mineros de Sanlúcar de Barrameda.

Para rememorar este hecho prodigioso las hermandades aledañas acudirían cada año en Romería al Santuario de la Señora de las Rocinas datando el primer documento escrito de la Romería en 1640. Siendo esta pequeña Romería anual el precursor de la actual fervorosa y multitudinaria Romería de la Virgen del Roció.

Autoría.

A esta imagen de la Virgen se le puede aplicar la famosa frase “Nadie sabe quién te trajo, nadie sabe quién te hizo”.

Según diversos estudios estaríamos ante una imagen del Siglo XIII que ha sufrido diversas restauraciones a posteriori en los siglos XV y XVII para adaptarla a talla de vestir.

La imagen original es de 1 metro de altura, siendo esta talla gótica mutilada de cintura para arriba y adaptada para vestir alcanzando mediante los suplementos y la peana una altura actual de 1,56.

La imagen actual no es la primitiva talla, según Morgado y González, la actual imagen sería una coraza en cuyo interior reside la antigua efigie , en el pecho se encontraría marcada en la zona izquierda el lugar que ocupaba el antiguo niño Jesús que fue llevado a América por un caballero que dono el actual niño Jesús.

La advocación de Nuestra Señora de los Remedios haría referencia así mismo al culto recibido entre los siglos XIII y XV hasta su reaparición en las Rocinas adoptando su advocación actual.

Según diversas investigaciones la obra se relaciona con el autor Jorge Fernández Alemán, imaginero de origen alemán pero nacido en la ciudad de Sevilla, encontrándose gran parecido entre la imagen de Santa Ana de la Iglesia de Santa Ana de Sevilla y la Virgen del Rocío.

Otras teorías apuntan la autoría de la talla a la escuela francesa o centroeuropea vinculándose así a otras imágenes como la Virgen de los Reyes, patrona de Sevilla y su archidiócesis.

Simbolismo.

Desde la aparición de la Señora se la conoció como María Santísima de las Rocinas, pasando a ser en 1653 del Rocío aludiendo al piadoso rocío del Espíritu Santo, dador de vida, pasando además su festividad a la pascua de Pentecostés, pues anteriormente se celebraban sus cultos el 8 de Septiembre, festividad de la Natividad de María.

A la Virgen se le aporta además el sobrenombre de la Blanca paloma en referencia a la representación simbólica del Espíritu Santo, que podemos encontrarla en su techo de palio.

Sobre uno de los hombros de la Virgen se figura una lagartija, simbolismo del animal que busca el sol como el hombre busca a Cristo. Este reptil era un emblema en la antigua Roma que simbolizaba el renacimiento.

La corona de doce estrellas y la luna a sus pies hace alusión a la visión de la Virgen por San Juan en el apocalipsis: “Y una gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza”.

Para finalizar destacar la posición del niño Jesús, el cual se encuentra en el centro de la imagen, aludiendo a la teoría cristo céntrica en la que se considera a Cristo como el centro del universo.


Imagen: Óleo sobre lienzo, “Rocío en Pentecostés” obra de Manuel Prados Guillén (http://mprados.blogspot.com.es/ )

Bibliografia:

Galán Infante, Juan: “El Rocío, devoción mariana de Andalucía” Editorial Andalucía.

http://www.hermandadmatrizrocio.org/

Padilla Díaz de la Serna, Santiago: “Rocío: La explosión de la gran devoción del sur en el Siglo XX” – Año 2006